Mi morada huele a cigarrillos y humedad, y el asfixiante olor a incienso decora las paredes descascaradas de esta habitación sin nombre, me voy sumergiendo entre tus labios delgados y tu espíritu maduro. Reorganizo mi panorama, reinvento situaciones, cojo los recuerdos y me los guardo para mí, adivino circunstancias, diferentes a las que espero, vislumbro cuanto espejismo melancólico surge de mi ser y preparo el escenario para el nuevo show.
Al rato de esperarte aparece tu silueta, un tanto cansada, acercándose a mí y con un suave beso depositado en mis labios me regalas el limbo de los sueños en un segundo, en un instante, que me dejo deambulando entre nueves el día entero. Al rato de esperarte se aclararon los esquemas y en un lento porvenir llego a mí lo que no esperaba. Al rato de esperarte surgieron mil dudas guardadas a las que hice caso omiso después de sentir tus manos feas tocar las mías. Al rato de esperarte mi princesa sin cuento decoré con vírgenes de colores los jardines de nuestro nuevo palacio de cristal...
Y por si cabe alguna duda... al rato de esperarte paré los relojes infames antes que alejen nuevamente de mí...
